En todas partes, la Iglesia busca promover todo aquello que nos une. También en China, tierra de grandes oportunidades, donde la Iglesia está llamada a vivir y a crecer en unidad.
La Iglesia quiere que los cristianos chinos sean cristianos en serio y que sean buenos ciudadanos. Deben promover el Evangelio, pero sin hacer proselitismo y alcanzar la unidad de la comunidad católica que está dividida.